EL DOMINGO DE RAMOS : UN SANTUARIO DE FE EN EL BARRIO DE REGIONES
Al fuerte sol primaveral tamizado por la sombra de la tarde del Domingo de Ramos, y un aire azulado, a las 18,15 horas, los vecinos del Barrio de Regiones Devastadas y Nueva Andalucía, llenos de júbilo se agolpaban en los aledaños de la Iglesia de San Isidro Labrador para presenciar, un año más, la salida de Nuestro Padre Jesús de las Penas y su más bella flor, armonía y finura, María Santísima de la Estrella, Señora nuestra, sensible y llena de gracia de Almería, orgullo de nuestra ciudad.
Tras la salida de la Cruz de Guía franqueada por dos nazarenos portando dos faroles en alpaca plateada, como Guía de nuestra fe, en el solemne momento de acompañar a Dios por las calles de Almería, asisten al primer tramo de nazarenos de luz revestidos con blanca de capa con antifaz azul marino, para recibir el clamor y la oración de los miles de fieles y cofrades que esperaban expectantes el majestuoso paso doloroso del Misterio de Nuestro Padre Jesús de las Penas, profusamente decorado con claveles rojos y diatrix, que hacen la ofrenda de sus perfumes para también morir, para marchitarse en el más digno y puro Altar de Amor, dirigido por el Capataz José Antonio Cabrera Rueda, bien igualados los costaleros bajo el dulce yugo de la trabajadera, y a los sones de la Banda de Cornetas y Tambores de Santa Cruz de Almería.
El Paso de Jesús de las Penas, un Cristo sentado sobre una peña, que aguarda en el calvario su crucifixión, mientras se reparten sus vestiduras, acompañado de un centurión romano a caballo que entrega a un sayón la tablilla con la inscripción INRI para que la clave sobre la cruz, así como otro soldado romano.
El Paso de Misterio, escoltado por una Unidad de Protección Civil de la Diputación Provincial, que mantiene una relación honorífica con la Cofradía, fue discurriendo con 60 costaleros, paso a paso, recreando el rostro humano de Dios en el mensaje de Jesús, atravesando Almería hasta la Carrera oficial, brotando en su discurrir saetas, que por seguirillas o por martinetes predicaban la fe, el amor y el dolor de nuestro pueblo en la voz del Antonio García “Niño de las Cuevas “.
Cortejo procesional elegantemente organizado por los Diputados de tramo y el Capataz General Manuel López Álvarez, en una tarde fervorosa y devocional, regado el ambiente por una cálida corriente de aire marino que convertía en suave caricia el atardecer, impregnado por el incienso de los turiferarios, encargados de agitar el incensario junto a los acólitos ceriferarios que precedían al paso de Palio neobarroco de María Santísima de la Estrella, que refleja en su bello rostro de dolor el aliento cortado por sus entreabiertos labios que apenas le dejan escapar un suspiro, sus ojos lloran, pero lloran de dulzura sin dañar su hermosura de mujer, iluminando con su candelería la noche esplendorosa del Domingo de Ramos. Paso delicadamente decorado floralmente con orquídeas por el cofrade Rogelio Fernández.
La Virgen de la Estrella con su angelical carita pueril y la beldad de labios cerrados de dulzura inmensa y serenidad hecha belleza, lució durante el recorrido procesional saya de tisú en oro fino, manto de terciopelo azul marino y sobre sus sienes corona imperial en plata sobredorada y puñal de plata dorado en oro, ambas labradas en los talleres de Hijos de José Luis Jiménez. En su pecho un alfiler en oro que lleva impreso el nombre de “Estrella” y del que cuelga una estrella, realizado en la joyería almeriense Miras, portando en la mano derecha de la Virgen, como dolorosa, la caída de un primoroso pañuelo, y de la otra un rosario, que simboliza el ejemplo luminoso para cuantos queremos seguir el camino que es Cristo.
Tras las insignias de la Cofradía más significativas, el Guión de la hermandad, diseñado por Luis Alberto García Jeute, y realizado por Francisco Poo y el Simpecado con bordado de Francisco Poo y escultura de García Jeute, seguían treinta camareras de la Virgen vestidas con la clásica mantilla española, precedían a la presidencia, en la que se encontraba su carismático Hermano Mayor Manuel Navarro Domene, Enrique Sánchez Sánchez, Consiliario y Canónigo de la Catedral, el escultor e imaginero Luis García Jeute, quien realizó las primeras “levantás” de los pasos, y representantes del benemérito Cuerpo de la Guardia Civil de Almería.
El Paso de Palio como es tradicional escoltado por el benemérito Cuerpo de la Guardia Civil, Hermanos Mayores Honorarios, y tras Él, dirigido con una sensibilidad exquisita por el Capataz Jesús Ruiz Suárez, la Asociación musical Santa Cecilia de Sorbas interpretando magistralmente sones procesionales, convirtiendo la devoción piadosa en música.
Hermosura penitencial el contemplar todo el cortejo procesional por la Carrera oficial donde con un murmullo expectante los miles de cofrades y fieles que ocupaban los asientos de las Tribunas se levantaban con suma reverencia al paso de ambas Imágenes, procediéndose a santiguarse, incluso alguna genuflexión. Los capataces, con voz quebrada, indicaban a los costaleros “el último esfuerzo” para el regreso de la Cofradía penitencial al populoso Barrio, tras culminar exitosamente el camino penitencial por la Carrera oficial.
Bella imagen de terciopelos azules, incienso y gloria pura nos dejó esta tarde del Domingo de Ramos la Cofradía de La Estrella, toda su Estación de Penitencia fue un soplo divino, un magisterio sencillo de apostolado, intuitivo, que mete por los ojos del pueblo los misterios de nuestra redención con el recogimiento de su desfile procesional, con el silencio de los hermanos, con las observancias de las normas penitenciales. Toda la Hermandad espera ya, todo un año entero, con ternura renovada, la media tarde del Domingo de Ramos para ver a su Estrella más sublime, la Estrella de la mañana, junto a Nuestro Padre Jesús de las Penas.
Al fuerte sol primaveral tamizado por la sombra de la tarde del Domingo de Ramos, y un aire azulado, a las 18,15 horas, los vecinos del Barrio de Regiones Devastadas y Nueva Andalucía, llenos de júbilo se agolpaban en los aledaños de la Iglesia de San Isidro Labrador para presenciar, un año más, la salida de Nuestro Padre Jesús de las Penas y su más bella flor, armonía y finura, María Santísima de la Estrella, Señora nuestra, sensible y llena de gracia de Almería, orgullo de nuestra ciudad.
Tras la salida de la Cruz de Guía franqueada por dos nazarenos portando dos faroles en alpaca plateada, como Guía de nuestra fe, en el solemne momento de acompañar a Dios por las calles de Almería, asisten al primer tramo de nazarenos de luz revestidos con blanca de capa con antifaz azul marino, para recibir el clamor y la oración de los miles de fieles y cofrades que esperaban expectantes el majestuoso paso doloroso del Misterio de Nuestro Padre Jesús de las Penas, profusamente decorado con claveles rojos y diatrix, que hacen la ofrenda de sus perfumes para también morir, para marchitarse en el más digno y puro Altar de Amor, dirigido por el Capataz José Antonio Cabrera Rueda, bien igualados los costaleros bajo el dulce yugo de la trabajadera, y a los sones de la Banda de Cornetas y Tambores de Santa Cruz de Almería.
El Paso de Jesús de las Penas, un Cristo sentado sobre una peña, que aguarda en el calvario su crucifixión, mientras se reparten sus vestiduras, acompañado de un centurión romano a caballo que entrega a un sayón la tablilla con la inscripción INRI para que la clave sobre la cruz, así como otro soldado romano.
El Paso de Misterio, escoltado por una Unidad de Protección Civil de la Diputación Provincial, que mantiene una relación honorífica con la Cofradía, fue discurriendo con 60 costaleros, paso a paso, recreando el rostro humano de Dios en el mensaje de Jesús, atravesando Almería hasta la Carrera oficial, brotando en su discurrir saetas, que por seguirillas o por martinetes predicaban la fe, el amor y el dolor de nuestro pueblo en la voz del Antonio García “Niño de las Cuevas “.
Cortejo procesional elegantemente organizado por los Diputados de tramo y el Capataz General Manuel López Álvarez, en una tarde fervorosa y devocional, regado el ambiente por una cálida corriente de aire marino que convertía en suave caricia el atardecer, impregnado por el incienso de los turiferarios, encargados de agitar el incensario junto a los acólitos ceriferarios que precedían al paso de Palio neobarroco de María Santísima de la Estrella, que refleja en su bello rostro de dolor el aliento cortado por sus entreabiertos labios que apenas le dejan escapar un suspiro, sus ojos lloran, pero lloran de dulzura sin dañar su hermosura de mujer, iluminando con su candelería la noche esplendorosa del Domingo de Ramos. Paso delicadamente decorado floralmente con orquídeas por el cofrade Rogelio Fernández.
La Virgen de la Estrella con su angelical carita pueril y la beldad de labios cerrados de dulzura inmensa y serenidad hecha belleza, lució durante el recorrido procesional saya de tisú en oro fino, manto de terciopelo azul marino y sobre sus sienes corona imperial en plata sobredorada y puñal de plata dorado en oro, ambas labradas en los talleres de Hijos de José Luis Jiménez. En su pecho un alfiler en oro que lleva impreso el nombre de “Estrella” y del que cuelga una estrella, realizado en la joyería almeriense Miras, portando en la mano derecha de la Virgen, como dolorosa, la caída de un primoroso pañuelo, y de la otra un rosario, que simboliza el ejemplo luminoso para cuantos queremos seguir el camino que es Cristo.
Tras las insignias de la Cofradía más significativas, el Guión de la hermandad, diseñado por Luis Alberto García Jeute, y realizado por Francisco Poo y el Simpecado con bordado de Francisco Poo y escultura de García Jeute, seguían treinta camareras de la Virgen vestidas con la clásica mantilla española, precedían a la presidencia, en la que se encontraba su carismático Hermano Mayor Manuel Navarro Domene, Enrique Sánchez Sánchez, Consiliario y Canónigo de la Catedral, el escultor e imaginero Luis García Jeute, quien realizó las primeras “levantás” de los pasos, y representantes del benemérito Cuerpo de la Guardia Civil de Almería.
El Paso de Palio como es tradicional escoltado por el benemérito Cuerpo de la Guardia Civil, Hermanos Mayores Honorarios, y tras Él, dirigido con una sensibilidad exquisita por el Capataz Jesús Ruiz Suárez, la Asociación musical Santa Cecilia de Sorbas interpretando magistralmente sones procesionales, convirtiendo la devoción piadosa en música.
Hermosura penitencial el contemplar todo el cortejo procesional por la Carrera oficial donde con un murmullo expectante los miles de cofrades y fieles que ocupaban los asientos de las Tribunas se levantaban con suma reverencia al paso de ambas Imágenes, procediéndose a santiguarse, incluso alguna genuflexión. Los capataces, con voz quebrada, indicaban a los costaleros “el último esfuerzo” para el regreso de la Cofradía penitencial al populoso Barrio, tras culminar exitosamente el camino penitencial por la Carrera oficial.
Bella imagen de terciopelos azules, incienso y gloria pura nos dejó esta tarde del Domingo de Ramos la Cofradía de La Estrella, toda su Estación de Penitencia fue un soplo divino, un magisterio sencillo de apostolado, intuitivo, que mete por los ojos del pueblo los misterios de nuestra redención con el recogimiento de su desfile procesional, con el silencio de los hermanos, con las observancias de las normas penitenciales. Toda la Hermandad espera ya, todo un año entero, con ternura renovada, la media tarde del Domingo de Ramos para ver a su Estrella más sublime, la Estrella de la mañana, junto a Nuestro Padre Jesús de las Penas.
Comentarios