Me permito enunciar este artículo de opinión con el patronímico, días pasados, del redactor de este Diario de Almería Miguel Martín con el acompañamiento fotográfico del periodista gráfico Javier Alonso, sobre la despedida del mando del General de la Brigada de la Legión "Rey Alfonso XIII" Juan Jesús Martín Cabrero en el Campamento "Álvarez de Sotomayor" en Viator.
Todo lo que se pueda decir del general Martín Cabrero es loable y plausible. Es un general cuyo elevado grado de sociabilidad civil y militar y socialización en todo el tejido social almeriense, bien podría calificarse a nivel académico de "cum laude" sobresaliente, no solo por haber recibido el Escudo de Oro de esta milenaria e indaliana ciudad y haber sido "Rey Melchor" en la institucional Cabalgata de Reyes Magos, sino por ser una persona impregnada de sapiencia y sabiduría, cuya impronta ha calado en estos años de mando legionario en Oficiales, Suboficiales y Tropa, así como, en las Hermandades de Antiguos Caballeros y Damas Legionarias y en Legionarios y Artilleros de Honor de esta excelsa y benemérita Brigada Legionaria.
El general Juan Jesús Martín Cabrero bien podríamos definirlo desde la sociología a pie de calle por su hombría de bien, su valentía, su sinceridad, su competencia profesional, su madurez intelectual, su sensibilidad moral, su conducta intachable y su brillantez notoria. Estoy convencido que el general Martín Cabrero siempre mantendrá su filiación afectiva con Almería, dejándonos un recuerdo de amistad que nunca se olvidará.
El general Martín Cabrero, don militar surgido del calor familiar y del sentido vocacional de servicio público, lo que le ha llevado en su inmaculada trayectoria profesional y personal, a fortalecer con bondad y humildad, su constante entrega sin límite a las Fuerzas Armadas y a España, sin olvidarse nunca de su familia, a quien siempre lleva en su corazón día y noche y en toda misión que el Mando le encomienda.
Estas últimas líneas dedicadas a quién le ha sustituido al frente de tal ilustre y laureada unidad militar de élite, el general Marcos Llago Navarro, deseándole los mayores éxitos profesionales en la dirección y gestión; y a ambos generales, que el Santísimo Cristo de la Buena Muerte, Señor de la Vida y la Esperanza, les bendiga y ayude con salud espiritual a seguir arrimando el hombro con pasión por España, siempre por España.
Rafael Leopoldo Aguilera
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