Tenemos
una empanada mental a nivel político en la plurinacional y asimétrica España, que está dando lugar a una cada vez mayor
inquietud, desasosiego, desencanto, suspicacia y antipatía, una falta absoluta
de comunidad nacional, a una irrealidad social como consecuencia diaria de las
luchas cotidianas entre los partidos políticos para no perder votos con
expresiones invertidas que lo único que pretenden sin escrúpulos es destruir la
convivencia y volver a los viejos enfrentamientos del siglo XIX.
A
ver cuando se quieren dar cuenta, que sentimos a España abandonada en
demasiadas ocasiones por su clase política e intelectual, e incluso atacada
desde el mismo Estado que lleva su nombre, sobreviviendo gracias a unas hondas
y profundas raíces que se encuentran en el tuétano de los españoles y que no
solo existe a nivel constitucional, sino que se va a resistir desaparecer por
mucho que incomode a la burguesía independentista y a un atrofiado comunismo,
que nos hablan en un idioma diseñado para ocultar la verdad, camuflarla y
engañarnos.
Españoles
de bien se han cansado del lenguaje de
trileros, mentirosos, pícaros y corruptos que viven su ineptitud a costa de
todo una país que se desangra a través de la deuda pública y el paro, y la
falta de recursos en sanidad y dependencia, que intentan con su lenguaje
mentiroso y compulsivo deteriorar con determinadas decisiones cuarenta años de
convivencia democrática. ¡Qué no piensen estos burócratas maquinales, que ya
basta con regalarle el oído al votante con el cansino y adoctrinador telediario
estándar español!, ahora se está en otras reglas de juego bien diferentes, en
donde a estas alturas de la película no nos dejamos arrastrar por primitivos sentimientos,
sino obras son amores y no buenas razones.
Somos cada vez más, gentes a pie de
calle, que desde nuestros entornos promovemos los principios humanísticos y
cristianos que emanan de la dignidad de la persona, apoyando a aquellos que son
capaces y desean desarrollar en todo el territorio nacional, sin excepciones
lingüísticas, proyectos concretos destinados a asentar los valores que creemos
que son esenciales para vivir en una sociedad libre y democrática en la que los
españoles seamos iguales y en la que todos aunemos nuestros esfuerzos por un
futuro mejor. En fin, las olas rompen contra
mi pensamiento/ perseguido por la arena/ como la ceniza que cae como la lluvia.
Rafael Leopoldo Aguilera
https://www.diariodealmeria.es/opinion/articulos/Transicion-politica_0_1324967594.html
Comentarios