FERIA Y FIESTAS EN HONOR A LA PATRONA CORONADA DE ALMERÍA, NUESTRA SEÑORA DEL MAR.
En la alborada del año de gracia 1521 se levantó el día por el Cabo de Gata bajo un cielo azul y un sol naciente invernal, para la dar la bienvenida desde el paraje de Torre García a quién a partir de ese momento iba a ser la madre y protectora de todos los almerienses. Una bella talla de nogal y policromada de estilo gótico tardío, cincelada bajo la gubia de alguna primorosa y cristiana mano, para que un morisco torrero o atajador, Andrés de Jaén, que tras besarla, la recogió de la fina arena, en la que las su
aves olas marinas la habían depositado como una perla negra con un rubí celestial, entre sus brazos, para formar parte de la Historia de Almería.
Si, Sobre las Olas del Mar, entre fragantes azucenas y una playa perfumada, un veintiuno de diciembre, nos llegó María Santísima del Mar llevando a su lado derecho, y entre sus brazos, al niño Jesús, para comenzar su primera procesión de alabanza recorriendo empapada de agua y en la soledad de su recorrido desértico de los hombros del Prior dominico Juan de Baena, hasta llegar a la que sería su casa, durante quinientos tres años, al Convento de Santo Domingo, regido por Padres Dominicos. Religiosos que desde la llegada de la Virgen del Mar han sido sus custodios, salvo en momentos dolorosos para la Iglesia, en la que el Cabildo Catedral tuvo que asumir el culto a la Patrona de Almería.
En 1806 es concedido por el Papa Pío VII mediante diversas Bulas el Patronato Canónico de la Virgen del Mar sobre la ciudad y sus arrabales, Huércal y Viator, concediendo jubileo e indulgencia plenaria perpetua a todos lo que visitaran en la domínica inmediata al 24 de agosto, la iglesia de Santo Domingo e indulgencia plenaria, cada vez que salga la santa imagen en procesión de rogativas y se exponga a pública veneración en la Catedral. Asimismo, las fiestas en su honor se trasladarán al mes de agosto, fijándose la fiesta litúrgica, para el sábado anterior al último domingo de agosto. Fiestas de la Virgen que con excepción de los años de la guerra incivil de 1936 y sus secuelas, nunca han dejado de celebrarse.
En 1862, la Virgen del Mar es trasladada a la Catedral, hecho que se produce cada vez que se lleva a cabo con motivo de alguna gran fiesta en su honor, o solemnidad y no era para menos, había llegado la Reina Isabel II, que tras un recibimiento caluroso de los almerienses que le aclamaban, el repique de campanas, incluso la de “La Vela“, estruendo de disparos de cañones en la fortaleza y cohetes, oró ante la Virgen, y según dicen , se tuvo que conmocionar al verla con tanta pobreza en su vestimenta, por lo que, Su Majestad ordenó confeccionar y remitir, tiempo más tarde, un rico Manto Regio recamado en plata, de alta artesanía, que ostentaba en la parte de atrás, el escudo real y la inscripción “SS.MM. los Reyes Católicos, Dª Isabel y D. Francisco de Asís a Ntra. Sra. del Mar de Almería”, con imposición el uno de enero de 1864, luciéndose en todas la solemnidades posteriores.
Con la llegada del nuevo siglo, en 1924, siendo obispo Fray Martínez Noval, su amor a la Virgen, hizo que Roma aprobase el Oficio Divino y Misa con el título de la Virgen del Mar, rito litúrgico que se celebraría durante las misas pontificales en honor de la Patrona.
El ocho de abril de 1951, domingo in albis, durante el pontificado de Monseñor Ródenas García, comenzaron los actos con diana, pasacalles, repique de campanas, y una serie de salvas, y que tras la Misa Pontifical “Ad Veniat Regnum Tuum”, y la bendición de la corona, la imagen de la Stma. Virgen del Mar colocada en su trono comenzó su andadura procesional hasta el Andén de Costas, rodeada con muchachas con el típico traje almeriense, autoridades, clero y un enorme gentío, haciendo de palio de reverencia un cielo celeste e intensamente soleado, es Coronada Canónicamente, de forma conjunta, entre el Arzobispo de Granada, Monseñor Santos Oliveira y el Alcalde de la Ciudad, Emilio Pérez Manzuco; procediéndose a continuación a la lectura del Rescripto Pontificio por el beneficiado Romero Robles, así como el Acto del Consagración del Pueblo de Almería a la Virgen del Mar, con la entonación del Himno de la Coronación, obra del maestro almeriense Padilla y con letra de Manolo del Águila, cerrándose dicha solemnidad con el canto del Te Deum y regreso de la imagen al Templo, entre las aclamaciones jubilosas del público y los fieles.
Destacar que durante el Pontificado de Ródenas García, se recuperan las antiguas fiestas de invierno en honor de la Virgen, conmemorando su aparición, así como en 1953 tiene lugar por primera vez la Romería al lugar de la aparición de la imagen, bendiciendo el Prelado la primera piedra de la que hoy es, la coqueta ermita de Torre García, romería que se celebra actualmente durante el segundo domingo del mes de enero, y que se ha convertido en el máximo exponente del catolicismo popular en Almería.
Durante el Pontificado de Monseñor Álvarez Gastón, se celebró el cincuenta aniversario de la coronación canónica, culminando los actos con procesión de alabanza y misa Pontifical en la rambla junto al antiguo cargadero del mineral, “Cable Inglés”, y frente al anden de la costa, para llegar al año de gracia dos mil dos, y celebrar el quinto centenario de la aparición de la Virgen en nuestras playas, con la publicación de la carta pastoral por la que se convocaba Año Mariano en toda la diócesis, aceptando Sus Majestades los Reyes de España, Don Juan Carlos I y Doña Sofía, la Presidencia de honor del V Centenario. Ese Año Santo Mariano, tras la Santa Misa solemne en el interior de la Santa y Apostólica Iglesia Catedral de la Encarnación, ocupando la sagrada cátedra el Prelado Monseñor González Montes, y la imposición de la medalla de oro de la Ciudad de manos del Alcalde, es clausurado el V Centenario y el Año Marino, con una magna procesión, desde la Catedral al Santuario de Nuestra Señora del Mar.
Y este año, hagamos de muñidores de esta ciudad mariana para darles aviso a todos, que esta ciudad celebrará su Feria y Fiestas en honor de la Santísima Virgen del Mar del veintitrés al treinta de los corrientes, y que desde estás líneas pregoneras de su “Indalete”, de su historia, nos sirva de exhortación para disfrutar de nuestras glorietas y calles, que con las fragancias de nardos, están engalanadas de luces y farolillos, y que durante unos días se convertirán, otrora espejo y luz de Andalucía y España, con el triquitraque de cohetes, tambores y cornetas, repique de campanas y fuegos de artificio, pregones, cabalgatas, concursos y competiciones, toros y baile, flamenco y fandanguillos, feria del medio día y después de la visita del ferial, también un rato para acordarse, delante de la Virgen del Mar, de los seres queridos que este año comparten nuestra alegría desde allá arriba; y de los enfermos; y de los que no han podido venir, que sentirán que nada ni ninguna belleza puede compensar de la ausencia de su tierra.
En la alborada del año de gracia 1521 se levantó el día por el Cabo de Gata bajo un cielo azul y un sol naciente invernal, para la dar la bienvenida desde el paraje de Torre García a quién a partir de ese momento iba a ser la madre y protectora de todos los almerienses. Una bella talla de nogal y policromada de estilo gótico tardío, cincelada bajo la gubia de alguna primorosa y cristiana mano, para que un morisco torrero o atajador, Andrés de Jaén, que tras besarla, la recogió de la fina arena, en la que las su
Si, Sobre las Olas del Mar, entre fragantes azucenas y una playa perfumada, un veintiuno de diciembre, nos llegó María Santísima del Mar llevando a su lado derecho, y entre sus brazos, al niño Jesús, para comenzar su primera procesión de alabanza recorriendo empapada de agua y en la soledad de su recorrido desértico de los hombros del Prior dominico Juan de Baena, hasta llegar a la que sería su casa, durante quinientos tres años, al Convento de Santo Domingo, regido por Padres Dominicos. Religiosos que desde la llegada de la Virgen del Mar han sido sus custodios, salvo en momentos dolorosos para la Iglesia, en la que el Cabildo Catedral tuvo que asumir el culto a la Patrona de Almería.
En 1806 es concedido por el Papa Pío VII mediante diversas Bulas el Patronato Canónico de la Virgen del Mar sobre la ciudad y sus arrabales, Huércal y Viator, concediendo jubileo e indulgencia plenaria perpetua a todos lo que visitaran en la domínica inmediata al 24 de agosto, la iglesia de Santo Domingo e indulgencia plenaria, cada vez que salga la santa imagen en procesión de rogativas y se exponga a pública veneración en la Catedral. Asimismo, las fiestas en su honor se trasladarán al mes de agosto, fijándose la fiesta litúrgica, para el sábado anterior al último domingo de agosto. Fiestas de la Virgen que con excepción de los años de la guerra incivil de 1936 y sus secuelas, nunca han dejado de celebrarse.
En 1862, la Virgen del Mar es trasladada a la Catedral, hecho que se produce cada vez que se lleva a cabo con motivo de alguna gran fiesta en su honor, o solemnidad y no era para menos, había llegado la Reina Isabel II, que tras un recibimiento caluroso de los almerienses que le aclamaban, el repique de campanas, incluso la de “La Vela“, estruendo de disparos de cañones en la fortaleza y cohetes, oró ante la Virgen, y según dicen , se tuvo que conmocionar al verla con tanta pobreza en su vestimenta, por lo que, Su Majestad ordenó confeccionar y remitir, tiempo más tarde, un rico Manto Regio recamado en plata, de alta artesanía, que ostentaba en la parte de atrás, el escudo real y la inscripción “SS.MM. los Reyes Católicos, Dª Isabel y D. Francisco de Asís a Ntra. Sra. del Mar de Almería”, con imposición el uno de enero de 1864, luciéndose en todas la solemnidades posteriores.
Con la llegada del nuevo siglo, en 1924, siendo obispo Fray Martínez Noval, su amor a la Virgen, hizo que Roma aprobase el Oficio Divino y Misa con el título de la Virgen del Mar, rito litúrgico que se celebraría durante las misas pontificales en honor de la Patrona.
El ocho de abril de 1951, domingo in albis, durante el pontificado de Monseñor Ródenas García, comenzaron los actos con diana, pasacalles, repique de campanas, y una serie de salvas, y que tras la Misa Pontifical “Ad Veniat Regnum Tuum”, y la bendición de la corona, la imagen de la Stma. Virgen del Mar colocada en su trono comenzó su andadura procesional hasta el Andén de Costas, rodeada con muchachas con el típico traje almeriense, autoridades, clero y un enorme gentío, haciendo de palio de reverencia un cielo celeste e intensamente soleado, es Coronada Canónicamente, de forma conjunta, entre el Arzobispo de Granada, Monseñor Santos Oliveira y el Alcalde de la Ciudad, Emilio Pérez Manzuco; procediéndose a continuación a la lectura del Rescripto Pontificio por el beneficiado Romero Robles, así como el Acto del Consagración del Pueblo de Almería a la Virgen del Mar, con la entonación del Himno de la Coronación, obra del maestro almeriense Padilla y con letra de Manolo del Águila, cerrándose dicha solemnidad con el canto del Te Deum y regreso de la imagen al Templo, entre las aclamaciones jubilosas del público y los fieles.
Destacar que durante el Pontificado de Ródenas García, se recuperan las antiguas fiestas de invierno en honor de la Virgen, conmemorando su aparición, así como en 1953 tiene lugar por primera vez la Romería al lugar de la aparición de la imagen, bendiciendo el Prelado la primera piedra de la que hoy es, la coqueta ermita de Torre García, romería que se celebra actualmente durante el segundo domingo del mes de enero, y que se ha convertido en el máximo exponente del catolicismo popular en Almería.
Durante el Pontificado de Monseñor Álvarez Gastón, se celebró el cincuenta aniversario de la coronación canónica, culminando los actos con procesión de alabanza y misa Pontifical en la rambla junto al antiguo cargadero del mineral, “Cable Inglés”, y frente al anden de la costa, para llegar al año de gracia dos mil dos, y celebrar el quinto centenario de la aparición de la Virgen en nuestras playas, con la publicación de la carta pastoral por la que se convocaba Año Mariano en toda la diócesis, aceptando Sus Majestades los Reyes de España, Don Juan Carlos I y Doña Sofía, la Presidencia de honor del V Centenario. Ese Año Santo Mariano, tras la Santa Misa solemne en el interior de la Santa y Apostólica Iglesia Catedral de la Encarnación, ocupando la sagrada cátedra el Prelado Monseñor González Montes, y la imposición de la medalla de oro de la Ciudad de manos del Alcalde, es clausurado el V Centenario y el Año Marino, con una magna procesión, desde la Catedral al Santuario de Nuestra Señora del Mar.
Y este año, hagamos de muñidores de esta ciudad mariana para darles aviso a todos, que esta ciudad celebrará su Feria y Fiestas en honor de la Santísima Virgen del Mar del veintitrés al treinta de los corrientes, y que desde estás líneas pregoneras de su “Indalete”, de su historia, nos sirva de exhortación para disfrutar de nuestras glorietas y calles, que con las fragancias de nardos, están engalanadas de luces y farolillos, y que durante unos días se convertirán, otrora espejo y luz de Andalucía y España, con el triquitraque de cohetes, tambores y cornetas, repique de campanas y fuegos de artificio, pregones, cabalgatas, concursos y competiciones, toros y baile, flamenco y fandanguillos, feria del medio día y después de la visita del ferial, también un rato para acordarse, delante de la Virgen del Mar, de los seres queridos que este año comparten nuestra alegría desde allá arriba; y de los enfermos; y de los que no han podido venir, que sentirán que nada ni ninguna belleza puede compensar de la ausencia de su tierra.
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