La Santa Misa que hasta ahora se venía celebrando todos los domingos y días de precepto en la Parroquia de San Bernardo de Sevilla pasará a celebrarse a partir del próximo domingo 5 de septiembre, a las 10:30 horas en la iglesia del convento de las Religiosas Salesas de Sevilla, sito en la plaza de las Mercedarias.
El Arzobispo, D. Juan José Asenjo , atendiendo a las necesidades y peticiones de Una Voce Sevilla, ha designado este templo como lugar de la celebración de la Santa Misa en su Forma Extraordinaria, por lo que desde la citada asociación le estamos enormemente agradecidos. Del mismo modo, Mons. Asenjo ha designado oficialmente al Rvdo. P. D. Pablo Díez Herrera -amigo de esta asociación y a quien nuestros lectores conocerán, ya que ha celebrado la misa tradicional en varias ocasiones en su parroquia de Rochelambert y también en la de San Bernardo- como el sacerdote que estará encargado de oficiar la Santa Misa en el nuevo emplazamiento.
El Monasterio de la Visitación de Santa María está situado en la Plaza de las Mercedarias , en el centro de Sevilla, entre la Puerta de la Carne y la Puerta de Carmona y bastante próximo a la parroquia de San Bernardo.
Las religiosas salesas, con las que desde Una Voce Sevilla tienen frecuente contacto que se incrementará a partir de septiembre, están muy ilusionadas con la idea de poder tener en su iglesia la celebración de las Misas. El templo cuenta con una interesante fachada culminada en su factura por el arquitecto Juan Talavera y Heredia y un interior bello y cuidado, acorde a la celebración de la Santa Misa en su Forma Extraordinaria.
Con mucha alegría e ilusión por esta nueva etapa que se inicia, no podemos dejar de acordarnos de todos aquellos que durante estos tres años atrás han hecho posible que domingo a domingo la Santa Misa tradicional fuera una realidad en la parroquia de San Bernardo. Vaya nuestro agradecimiento a la Hermandad de San Bernardo al administrador parroquial, D. Mario Fermín Ramos, así como al personal de la Parroquia, por la excelente acogida que allí nos dispensaron, y por supuesto a D. Fernando Reyes Rico, sin cuyo esfuerzo no hubiera sido posible la celebración de la Misa Tradicional. También, y siempre en nuestro recuerdo, la memoria de D. José Álvarez Allende , el párroco que nos acogió en su casa en cuanto el motu propio del Papa fue publicado.
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