Más alto se puede decir, pero no
tan claro como lo expuso a viva voz, sin más guía que la sapiencia y sabiduría
científica y divulgativa en el desayuno coloquio, organizado por IDEAL de
Innovación en colaboración con Cajamar y Fundación Bahía Almeriport, el Dr. José Antonio Lorente Acosta, catedrático
de Medicina Legal de la Universidad de Granada, quien a través de su
experiencia personal y profesional puso
de relieve la metodológica necesidad de seguir apostando con firmeza económica
y social en el campo de la investigación, I+D+i, especialmente, en el de la
salud, por ser éste uno de los retos
económicos y sociales más apremiantes atendiendo a la actual estructura de la
sociedad.
Los cambios vegetativos reconocidos
en las últimas décadas, el constante incremento en la esperanza media de vida y
la aspiración legítima a disfrutar de más calidad de vida y de un mayor nivel
de salud son factores que condicionan, entre otros, el futuro desarrollo y
bienestar de la sociedad. El conocimiento generado en este ámbito ha sido la
base para una legítima transformación en nuestra manera de entender la
enfermedad y sus bases biológicas, repercutiendo en el marco sobre el que
desarrollar intervenciones preventivas y terapéuticas efectivas para poder
luchar contra ella, tanto a nivel individual como a nivel colectivo.
La Administración Pública en su
lento proceso burocrático de adaptación al siglo XXI, en su forma jurídica territorial
del Estado, debe de hacer un esfuerzo económico mayor, sin estar sujeto a los
continuos vaivenes políticos o de otra índole telúrica, en coadyuvar la inversión en la investigación en la Salud
como un valor añadido en las relaciones laborales y económicas, que permitirán mejorar la actual situación en
cuanto a competitividad y productividad.
Las políticas de I+D+i en nuestra querida España
en concurrencia con las Comunidades Autónomas deben de responder sin atisbos de
aminoración al objetivo último de mejorar la salud de los/as
ciudadanos/as, incluyendo la investigación de las enfermedades, no solo las de mayor prevalencia, incluso las llamadas
“raras”, la investigación clínica de las enfermedades humanas, la salud pública
y los servicios de salud, la investigación de los fundamentos biológicos de las
patologías y el apoyo a las aplicaciones biotecnológicas en los desarrollos
diagnósticos y terapéuticos y, en último término, la extensión de la medicina
personalizada, que en el reto se plantea como tratar a la persona y no la
enfermedad.
Todo ello sin olvidar que es
necesario llevar a puro y debido efecto prácticas e innovaciones en la
prestación de los servicios de salud que consigan maximizar el uso de los
recursos, definir una estrategia de sostenibilidad financiera y potenciar
aquellas actividades orientadas a la prevención y detección precoz de los
procesos patológicos que, a corto plazo, permitan una extensión de la cultura
de la salud y, por ende, una disminución de la carga de la enfermedad sobre el
conjunto de la sociedad.
Por ello, más inversión, no
subvenciones, para que las actuaciones que se implementen en la nación española
y en los países que la integran puedan representar una importante ventaja
competitiva para el desarrollo de modelos y protocolos de interoperabilidad, y
la transmisión de información, de referencia internacional en los que España
actúe como centro de innovación en el área de la salud, lo que comporta un
importante avance en materia de Tecnologías de la Información y la Comunicación
concentrándose, además, sobre las prioridades que establezcan los agentes
reguladores públicos y privados en un
proceso de monitorización continua que responda con transparencia
administrativa a los principios de eficiencia y eficacia.
Rafael Leopoldo Aguilera Martínez
Publicado diario Ideal Almería el miércoles día 2 de julio.
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