De un tiempo atrás se está
recuperando de forma magistral aquellas personas, generalmente almerienses, que
con su arte en la pintura, la escultura, la imaginería, el bordado, la
literatura, etcétera, han aportado sus sentires a la cultura almeriense, y que
el paso del tiempo los ha ido dejando en el rescoldo de las tibiezas. No
buscaban fama ni dinero, solo contribuir a la sociedad con su sencilla y
bondadosa forma de entender la cultura desde este ínclito y vetusto entorno de
desértica aridez.
Juan Segura Santisteban, a quien
tuve ocasión de conocer en el Ayuntamiento de Roquetas de Mar con un boceto de
un campesinado agricultor, tras su vuelta de Ultramar a la mediterránea tierra
que le amamantó en sus comienzos y de donde metabolizó ese espíritu indaliano, de tan compleja definición dramatúrgica y sociológica,
y que por su carácter bohemio se adentró en esos otros plurales caminos que
abrió el Movimiento Indaliano en los polifacéticos artistas, dejando plasmado
su saber y entender en aspectos cotidianos de la vida, sin más ambición que ver
la cultura como un arcoíris y un grito de libertad de pensamiento y expresión en
un momento de grandes tribulaciones sociales impuestas por el sistema imperante
de carácter totalitario.
Juan Hidalgo Santisteban cursó
estudios en la posguerra en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos obteniendo
la calificación del Premio a la Constancia en el Taller de Electricidad y
Sobresaliente en Mecánica, Física y Química,
y de quién el Fiscal del Tribunal Supremo Manuel Jesús Dolz Lago hizo un
emotivo y sentimental obituario del autor de Los Delfines, situados éstos a la
entrada al Parque Nicolás Salmerón por el silenciado Gran Hotel y frente a la
Comandancia Militar de Marina, es otro de los artistas almerienses que por su
idiosincrasia personal ha tenido el reconocimiento expreso de la cultura
almeriense.
Quien dedicó un panegírico de
belleza literaria salida de pluma poética y narrativa es Ana María Romero
Yebra, quien expresó con gran sentido estético, que la obra artística de Juan
Segura Santisteban, inaugurada un 25 de julio de 1970 y construida en poliéster
con un armazón de hierro los cinco hermosos delfines, los cuales juegan sobre
las olas en el centro de un estanque rectangular con la envoltura de un secular
clamor medio ambiental: ¡El agua. Siempre el agua!". Y su presencia nos
hace soñar arrullados por su rumor.
Rafael Leopoldo Aguilera
Comentarios