Cuando hablamos de persecución religiosa que sufrió la Iglesia católica en toda España, también fueron asesinados vilmente muchos cofrades, por “oler a cera” (Mártires de Turón), desde la proclamación de la República el día 14 de abril de 1931 y hasta el día 1 de abril de 1939, con la finalización de la guerra “incivil”.
Pretendían descristianizar a España, por lo que fueron directamente a atacar a la Iglesia Católica con el asesinato ignominioso de sacerdotes y obispos (Beato Diego Ventaja), laicos, la prohibición del culto público (procesiones de Semana Santa, Corpus Christi, etc.), el sacrilegio a las Iglesias (Parroquia de Santiago Apóstol), la quema de imágenes sagradas (La Soledad, Cristo de la Escucha, El Nazareno, La Amargura, Santo Sepulcro, la Virgen de los Dolores....), etc.; ya que ni el templo de la Virgen de la Esperanza Macarena, la Reina y Soberna de Sevilla, respetaron, con la destrucción de un bello ejemplar, mudéjar, del siglo XIII. (Ver foto)
Algunos medios de comunicación como Solidaridad Obrera, el 15 de agosto de 1936, incitaba en estos términos: “Hay que extirpar a esa gente. La Iglesia a de ser arrancada de cuajo de nuestro suelo”.
El perverso y horrible gobierno de la República, manchados con sangre inocente, algunos todavía deberían de rendir cuenta ante la Justicia terrenal por sus presuntos asesinatos (ejemplo: Paracuellos del Jarama), conforme a la Ley de Memoria Histórica, presentaron un Memorándum sobre la persecución religiosa:
a) Todos los altares, imágenes y objetos de culto, salvo muy contadas excepciones, han sido destruidos, los más con vilipendio.
b) Todas las iglesias se han cerrado al culto, el cual ha quedado total y absolutamente suspendido.
c) Una gran parte de los templos, en Cataluña con carácter de normalidad, se incendiaron.
d) Los parques y organismos oficiales recibieron campanas, cálices, custodias, candelabros y otros objetos de culto, los han fundido y aun han aprovechado para la guerra o para fines industriales sus materiales.
e) En las iglesias han sido instalados depósitos de todas clases, mercados, garajes, cuadras, cuarteles, refugios y otros modos de ocupación diversos, llevando a cabo –los organismos oficiales los han ocupado- en su edificación obras de carácter permanente.
f) Todos los conventos han sido desalojados y suspendida la vida religiosa en los mismos. Sus edificios, objetos de culto y bienes de todas clases fueron incendiados, saqueados, ocupados y derruidos.
g) Sacerdotes y religiosos han sido detenidos, sometidos a prisión y fusilados sin formación de causa por miles, hechos que, si bien amenguados, continúan aún, no tan sólo en la población rural, donde se les ha dado caza y muerte de modo salvaje, sino en las poblaciones. Madrid y Barcelona y las restantes grandes ciudades suman por cientos los presos en sus cárceles sin otra causa conocida que su carácter de sacerdote o religioso.
h) Se ha llegado a la prohibición absoluta de retención privada de imágenes y objetos de culto. La policía que practica registros domiciliarios, buceando en el interior de las habitaciones, de vida íntima personal o familiar, destruye con escarnio y violencia imágenes, estampas, libros religiosos y cuanto con el culto se relaciona o lo recuerda”.
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