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Fotografía facebook Agrupación de Cofradías |
Estimados lectores, ayer, domingo de Cuaresma, se llevó a
puro y debido efecto en el señorial Teatro Apolo, el Pregón oficial de la
Semana Santa de Almería, organizado por la Agrupación de Hermandades y Cofradía
presidida por Encarnación Molina Hernández y el Consiliario Rvdo. José María
Sánchez García y con la siempre colaboración del Ayuntamiento de Almería y
Diputación Provincial, presididas por Ramón Fernández Pacheco Monterreal y
Javier Aureliano García Molina.
Un rito anual, en el que el pregonero, el periodista y
cofrade Alfredo Casas López, nos relató el pórtico imaginario de entrada a la
festividad, en la que toda Almería es, encierra mensajes de esperanza para
unos, para otros reflexión, una cita que además de recuerdos, sentimientos
quizás lejanos, son siempre sinfonía de dulces sabores y punzantes inquietudes.
En suma, un pregón, que fue un quiebro esperado en el caminar diario de
cofrades.
Alfredo Casas expresó en su panegírico un encuentro con la
verdad, plural y abierta, a través del cordón vital del rito de la palabra,
participación del sentimiento que se siente llamado, atraído por la oratoria
literaria en el silencio de la belleza que se abre a la esperanza revestida con
el color de la vida del mediterráneo.
Estamos en unos momentos de tribulaciones, también
espirituales, pero desprendo del pregón que todos tendremos derecho a esperar
el futuro inmediato con una ilusión de que las Cofradías de Almería, seguirán
siendo ejemplos de una Iglesia a la vez secular y renovada. Muestras vivas y
operantes de la religiosidad de nuestra indaliana ciudad, como testimonio
permanente de una vivencia solidaria en la fe y de la caridad.
El pregonero lo dejó fehacientemente expuesto, que podrán
cambiar las circunstancias sociales, jurídicas y políticas, e incluso podrá
cambiar, en el futuro, no lo sabemos, las formas y maneras en que estas
celebraciones se realizarán, pero de una cosa estamos seguros el Pregonero y
los cofrades, que la Semana Santa no cambiará y permanecerá inmutable, por
encima de cualquier contingencia: la fe de una gran parte del pueblo almeriense
en la misión redentora de Cristo; el amor a la Virgen María; la veneración y el
cariño hacia las imágenes - Alfredo Casas a su Cristo del Perdón y de las
Lluvias- y hacia las advocaciones que han perfilado y cimentado, a lo largo de
los años lo mejor de nuestras tradiciones. ¡A seguir arrimando el hombro con
pasión!
Rafael Leopoldo Aguilera
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