Mi querida Almería.
Almería enmudecida está de luto de negro ruán por tan dramático suceso ocurrido
con el rapto y asesinato del pequeñito Gabriel. Desde la emoción contenida y en recuerdo a esas dos multitudinarias
y entrañables concentraciones, que recogieron la voz silenciosa de toda España en
la indaliana y muy almeriense Puerta de Purchena para testimoniar mirando al
Cielo con amor y dolor compartido con la
familia del pequeñito Gabriel representado con un pescaíto de nuestro cálido y
luminoso mar mediterráneo de la bahía almeriense.
La calle Navarro
Rodrigo en donde se encuentra situada la Diputación Provincial de Almería,
Ayuntamiento de Ayuntamientos, en cuyo interior se está velando con unción
sacramental la pureza del cuerpo del pequeñito Gabriel, siempre será la calle
del “pescaíto”, en donde una marea de gentes venidas de toda la provincia y de
fuera, quieren rendir su último adiós entre claveles puros de paz, entre
sollozos desgarrados que estremecen en el mismísimo cielo. Rostros de madres y
padres, cuánto dolor, cómo vamos a
olvidarnos de esos rostros que acabamos de ver, arrugas de llanto que ahí se
quedan junto al blanco féretro y comisuras de labios formando millones de besos
en forma de pescaítos.
Venía de vuelta
a casa mirando al cielo de cristal prendido de amargura, en el que por la
Avenida Cabo de Gata se siente un aire trémulo terrenal, como si estuviese cubierto
de vidrio helado que empañará el atardecer monacal entre las bóvedas de
palmeras frente a la mar, que como cipreses señalan que el alma del pequeñito
Gabriel se encuentra presente en la Luz Eterna del Paraíso, ante el Señor de la
Vida y la Esperanza, ayudando al misericordioso y compasivo Dios para todos
nosotros, que seguimos aquí abajo, nuestro
corazón y razón no se deje obnubilar por la demencia y el odio, sino que donde
no haya amor pongamos más amor y obtendremos amor hecho con nuestros quereres,
regado con lágrimas, abonado con suspiros, cuidado con sonrisas, soñado con
esperanza.
Finalizo con un versículo de San Mateo
dedicado a quien ha tenido la mala
conciencia de hacer daño a un Ángel: “Y cualquiera que haga tropezar a alguno
de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello
una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar”. Requiem
aeternam dona ei Domine. Et lux perpetua luceat ei. Requiescat in pace.
Rafael Leopoldo Aguilera
http://www.diariodealmeria.es/opinion/articulos/pequenito-Gabriel_0_1226877726.html
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