Presentación en el Centro de Usos Múltiples del Ayuntamiento de Mojácar el libro editado por el IEA: "Mojaqueros de Hecho"
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Foto: María del Mar Aguilera |
El
sábado 16 de agosto tuvo lugar la presentación del libro editado por el Instituto de Estudios Almerienses de la Diputación Provincial de Almería “Mojaqueros de hecho”
de Francisco Haro (Paco Lina) en el Centro de Usos Múltiples de Mojácar.
El periodista José Mª Martínez de Haro fue el encargado de la presentación con
unas hermosas e interesantes palabras sobre lo que fue Mojácar en sus
comienzos.
Asistieron algunos de los auténticos protagonistas del libro, no
demasiados, pues casi todos han fallecido, dando realce al acto. Igualmente,
estuvieron presentes la Alcaldesa-Presidenta del Ayuntamiento de Mojácar, la
Concejala de Cultura y el Director del Instituto de Estudios Almerienses de la
Diputación Provincial de Almería. Y se exhibieron una colección de pinturas de los famosos de
aquella época.
Francisco Haro dijo:
“En primer lugar, quiero agradecer al Instituto de Estudios
Almerienses que entre las obras presentadas a la convocatoria pública de
publicaciones externas del ejercicio 2.012 / 2.013, fuera elegida ésta para su
edición.
También a mis colaboradores por la ayuda prestada en la
elaboración de la misma, sin esa ayuda, parte de esta recopilación no abría
sido viable. Agradezco igualmente a la corporación municipal el que nos haya
permitido usar este recinto, tan especial para mí, y poder celebrar aquí el
acto que nos ocupa. Sobre las tablas de este entrañable escenario, donde
en compañía de mi hermana Miki, que en paz descanse, y de todo el grupo de
teatro Candilejas de Mojácar, hemos puesto en escena, obras de José María
Montoya, García Lorca, Los hermanos Álvarez Quintero, José de Lucio, Alfonso
Paso o Arniches, entre otros, Hoy lo volvemos a utilizar, para hacer lo propio
en este emotivo homenaje a aquellos, y éstos por supuesto, foráneos y
extranjeros que ya forman parte de la historia de Mojácar.
Buenas tardes a todos y gracias por acompañarme, en la
presentación de este libro que está hecho, parte basado en vivencias y
parte con el corazón.//// Me llamo Francisco Haro;/// pero para todos soy
Paco Lina. Nací en Mojácar a mediados de la década de los cincuenta del pasado
siglo; por tanto, puede decirse que crecí a la par que el turismo, y que creo
conocer la reconversión sufrida en nuestro pueblo y el proceso evolutivo que
causó este fenómeno, el cual, en principio, cambió de manera radical el curso
de la historia de la comarca.
Desde la perspectiva que me proporcionó el haberme criado en los
entresijos del primitivo y emblemático Hotel Indalo, (Me refiero al que había
en la plaza del pueblo) el cual fundó y regentó mi padre a comienzos de los
años sesenta, desde allí, digo, vi pasar aquella época y, con ella, a los
distintos personajes que nos iban viniendo. Aquellos entrañables protagonistas
tan raros y poco comunes, que por entonces nos parecieron casi de otro mundo, y
que hicieron renacer toda la mística y el encanto que Mojácar, por razones de
ausencia, estaba perdiendo. Gentes que, a la postre, han marcado, por una
parte, la idiosincrasia y la forma de ser y de pensar de los mojaqueros y, por
otra, la proyección hacia el exterior de nuestra tierra.
Siempre hemos conocido -sería de necios ignorarlo- la
importancia que tuvo la aportación de este colectivo en el transcurso del
cambio socio-cultural que, a la sazón, sufrimos y que hoy exhibimos tan
orgullosamente; sin embargo, es raro que lo manifestemos en público, no sé…
como si nos diera apuro el admitirlo… Por ello, me propuse hacer algo, algo
que, desde hace bastante tiempo, me apetecía hacer. Aunque sin saber el qué,
exactamente, ni el cómo. Pero de una forma u otra, lo que hiciese, tendría que
servir para que, nuestras sucesorias generaciones, conocieran a los
protagonistas de esta historia y, una vez sabida, rendir honores a aquellos
seres extraordinarios que venían, desde no sabíamos dónde, para inundar
nuestras vidas de bienestar y conocimiento y que nos indujeron, entre otras
cosas, a conservar nuestra propia identidad como premisa fundamental para crear
nuestro futuro.
Se me ocurrieron infinidad de formas o maneras de mostrarles
nuestra consideración; pero casi todas dependían de factores a los que yo no
tengo acceso y que sólo a las autoridades que nos representan correspondería
llevarlas a cabo; pero… Así que la única forma posible era escribir, y a pesar
de ser un neófito en el asunto, he tenido el atrevimiento de narrar, bajo el
prisma de mis vivencias, lo acontecido desde que estas gentes arribaron.
Resaltando todo aquello que, desde ese momento, fueron ofreciendo para que
Mojácar llegara donde llegó.
Una vez que paso a
confeccionar el libro, el primer planteamiento fue buscar un título que
definiera cómo catalogar a las personas objeto del mismo. Barajé varias
opciones, la primera fue: Los otros mojaqueros,
pero me pareció que expresaba una diferencia irreal con respecto a los “unos”. Otra Mojaqueros de adopción o Hijos adoptivos, pero supe que para ello se necesita un
nombramiento oficial y la certificación la tiene que otorgar la autoridad competente; sin
comentarios. También pensé en Mojaqueros de adicción,
que tenía sentido por ser personas éstas, que quedaron “enganchadas” al embrujo de Mojácar y, que
tras hacerse adictas a ella, no podían pasar sin sus dosis de “mojaquerísmo” renunciando a otras
alternativas…Bueno… no opté por este último título para evitar suspicacias. También, podría
llamarse, o haberse llamado, Mojaqueros venidos de
fuera o determinados, o de causa, odiferentes, etc. Lo que si
tenía claro es que la palabra
“Mojaqueros” debía de aparecer ya no solo como gentilicio, sino que también
como adjetivo calificativo. En cuanto al
resto de la frase, cualquiera de las mencionas podría valer.
¿Por qué Mojaqueros de Hecho?: (Bien).
Resulta que la población de un municipio se divide en: habitantes de hecho y
habitantes de derecho. Los habitantes de derecho son aquellos que, al estar
inscritos en el ayuntamiento, pueden ejercer sus derechos civiles; sin embargo,
la población real, independientemente de estar o no empadronada, es la que,
reside en el municipio, bien de forma permanente o transitoria, y esos, esos
son los habitantes de hecho. De ahí el título: MOJAQUEROS DE HECHO.
En cuanto a la narración, pensé que había que darle una
expresión literaria acorde con el halo de misterio que, desde siempre, ha
envuelto todo lo relacionado con Mojácar. Para ello, he intentado poner el
énfasis necesario y sacar, del sentimiento, mi más modesta esencia
lírica; para así darle la retórica necesaria a la historia y convertirla
en una fantástica leyenda sin que ésta pierda un ápice de veracidad.
El libro está estructurado en varias partes: en la primera,
cuento cómo empezó todo y la forma en que se pasó del más absoluto desarraigo a
la esperanza de una nueva vida gracias a la llegada de unos seres atípicos y
extravagantes que lograron despertar al Duende, que captaron su embrujo y que
hicieron del lugar el punto de partida hacia una forma de convivencia
diferente, llena de posibilidades y usando el turismo como trampolín para
conseguirlo.
La segunda parte describe la confirmación de las perspectivas
creadas, la venida de otras gentes de índole semejante, la restauración del
pueblo, el fin de la migración y la constitución de una nueva comunidad
multirracial con su consecuente riqueza cultural, económica y social… Pero,
sobre todo, acentúo el aspecto más humanitario y la plena integración de todos
ellos.
En la tercera parte, hago hincapié en algunas circunstancias
tales como la especulación o la manipulación; Eventualidades, éstas, que dieron
lugar a que algunas de las instituciones creadas, se desmoronaran produciéndose
el desencanto. Coincidiendo, esto, con la llegada de otras gentes que
contaminaron el ambiente con ideas antagónicas a las anteriores, y que ya solo
buscaban el aprovechamiento pragmático como forma de crecimiento y
enriquecimiento individual, pasando por encima de cualquier cosa, … (En este
capítulo no he creído oportuno resaltar la figura de nadie).
La cuarta parte la he dedicado a realizar una especie de fábula.
Si…me he permitido el lujo de unir a todos los personajes foráneos, en un día
cualquiera de aquel tiempo, y los he mezclado con los nativos, aunque algunos
no coincidieran, rememorando así historietas, anécdotas o chascarrillos
recopilados entre unos y otros; como ejemplo de lo que fue, y como quimera de
lo que tendría que haber continuado siendo. He intentado nombrar, hasta donde mi
memoria me ha permitido llegar, al mayor número posible de familias y personas
nativas y foráneas que de una forma u otra cohabitaban en Mojácar en aquella
época, (unas dos mil, creo). Seguramente, faltaran algunos por mencionar; Pues
quiero decir, al respecto, que no ha sido mi intención eludir a alguien de mi
pensamiento, así que pido perdón a cuantos mi recuerdo haya ignorado
inconscientemente.
La quinta parte está
enfocada a la descripción individual de algunos de los personajes más
significativos, utilizando, incluso, la memoria y opinión de otros. Con esto,
también he querido hacer partícipes de este homenaje a los que de ellos opinan,
y no sea, solo, mi propio criterio el que prevalezca en cada una de las
semblanzas. Me he limitado a nombrar a los más célebres, centrándome en
aquellos que, desgraciadamente, fallecieron y, por tanto, ya no están entre
nosotros, pero que, sin duda, perdurarán en el recuerdo de todos y deambulan de
forma espiritual por los callejones de esta su ciudad. De hecho -vuelvo a pedir
perdón-, como reza el dicho: no están todos los que son…,
ya que la lista sería interminable. Y hablando de calles, no quiero
desperdiciar la oportunidad para dejar caer, todo lo sutilmente que requiere la
ocasión, que alguna de esas callejuelas bien merecería llevar el nombre de
cualquiera de éstos Mojaqueros de hecho. (Ahí
queda dicho.)
He creído oportuno, asimismo, tener el detalle -con el debido
respeto y esperando no vulnerar su eterna intimidad- de nombrar a todos y cada
uno de los difuntos forasteros que, hasta el momento de le edición del libro,
reposan para siempre en el cementerio de Mojácar (después, por desgracia,
ha habido otros, Séimon, Robert, Pamela, Mery, Julia, Bárbara, Geni, etc., que,
obviamente, no he podido incluir en este apartado). Se trata de un recordatorio
y, al mismo tiempo, una prueba más de que la mezcolanza continúa y que
perdurará a través de todos los tiempos en el lugar más sagrado. Allí donde
todos moraremos y donde se disipan las dudas sobre el significado de la igualdad
y el sentido de la unidad.
En otro orden de cosas,
también he querido elaborar una reflexión y detallar lo que finalmente nos ha
quedado. Lo bien o lo mal que hemos sabido asimilar el legado que nos dejaron y
sopesar lo que ha sido y lo que habría podido ser, con o sin el concurso de
nuestros mojaqueros de hecho.
Al
final del libro, incorporo dos apéndices: en el primero, hago una pequeña
exposición de valores, y en el segundo, el protagonismo es de los niños. Los
descendientes de nuestros mojaqueros de hecho,
aquellos críos, hoy convertidos en adultos. Ellos…ellos son la continuidad y la
alianza definitiva de todo lo acontecido desde el principio hasta nuestros días
y para siempre.
Para terminar, quiero que quede claro, que mi única intención ha
sido hacer una emotiva, merecida y, creo que necesaria, referencia a una serie
de personas que según mi entender tendrían que ser fundamentales a la hora de
legitimar la historia moderna de Mojácar y su entorno.
En cuanto a dedicatorias se refiere, no cabe duda de que en un
homenaje, porque eso es esto para mi, es a los propios homenajeados a quien se
les debe dedicar, en este caso el libro; pero con el permiso que se que tengo
de ellos, también se lo quiero dedicar, a mi familia. A mi padre, recientemente
fallecido, a mi madre, a mi hermano y a la memoria de mi hermana, por ser éstos
parte de esta historia. Y cómo no, a mi esposa e hijos y a ese “pequeñin”
que acaba de aparecer en nuestras vidas que es mi nieto.
VA POR TODOS ELLOS . POR VOSOTROS.
¡Muchas gracias! (thank you very much)
A continuación la citada intervención fue traducida al inglés directamente por un intérprete que se encontraba presente en la mesa del estrado.
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