RAFAEL Barco Molina, un músico del Mediterráneo, de la "Generación del 27" ha sido descrito con ternura musical por la pianista y pedagoga María Concepción Álvarez en la primera de las conferencias organizadas por el Ateneo Musical de Almería con la colaboración del Ayuntamiento de Almería y el IEA-Diputación Provincial.
Un músico almeriense por los "cuatro costados", nacido a la luz de la alpujarra de la Entidad Local Menor de Fuente Victoria, y que tuvo que abrirse camino en el panorama musical de Almería en una época de grandes dificultades y precariedades, tras una guerra incivil y un periodo carencia y miseria propio de la Dictadura, y cuya obra más abrumadora para los estudiosos y amantes de la música, se concentra a medidos de los años 70, tras su jubilación como funcionario de carrera de la Diputación Provincial, cuando se respiran otros aires de libertad sin ira.
Quienes le conocimos en la iglesia de san Agustín, padres franciscanos, siempre llevando por bandera su humildad y su bastón, tocando con alegría y gozo el órgano, en concreto en los actos litúrgicos de la Cofradía del Silencio, con la composición en 1981, de la que fue su autor musical, el himno "Tres clavos negros", dedicado a la palomita de san Agustín y Reina de Alfareros Virgen del Consuelo, y los siete Dolores a la Santísima Virgen, que se cantaban junto a las voces de Diego Hernández, Juan Checa y otros músicos, al finalizar el llamado Triduo previo a la Semana Santa.
Excelente idea la puesta en marcha por el Ateneo Musical de Almería en dedicar un ciclo de conferencias a músicos almerienses de la talla artística de José Padilla, José Berenguel y Rafael Barco, los cuales han aportado toda su sabiduría y sapiencia musical a este campo del poético sonido celestial a través del piano con sus muchas y variadas composiciones, teniendo siempre a Almería como referente vivencial.
María Concepción Álvarez con finura didáctica y metodológica nos introdujo el Miércoles de Ceniza, aniversario de la muerte de Rafael Barco, en el perfil más íntimo de la cultura humanística y musical del Maestro Rafael Barco, que desde que fue distinguido por el empresario Ramón Gómez Vivancos con el Premio Bayyana, quienes elogiamos su loable y plausible labor musical, aclamamos que tuviese un reconocimiento público por toda la ingente obra musical que no ha transmitido mediante sus partituras musicales, muchas de ellas, manuscritas, y a tantas personas de distintas generaciones que recibieron con gratitud sus clases.
Rafael Leopoldo Aguilera
Comentarios