SI
hay algo que despierta la curiosidad de los no iniciados en la Semana Santa
almeriense es la historia de la presencia de palomas bordadas en plata en el
manto procesional de la Virgen de Los Dolores de la Hermandad capitalina del
Santo Sepulcro. He aquí el porqué: a partir de 1979 se produjo en Almería un
renacimiento de la Semana Santa y la pretensión de recuperar el perdido
esplendor de los desfiles pasionistas.
Al
ser suprimida en 1975 toda manifestación externa religiosa en la Ciudad de
Melilla, decretada por el entonces Obispo de Málaga Ramón Buxarraix Ventura y
la casi desaparición de las Hermandades, surgió una oportunidad única para
completar y enriquecer el patrimonio procesional almeriense. Tras unas
fructíferas gestiones con las cofradías melillenses realizadas Miguel Sagredo y
Fulgencio Pérez Dobón, entusiastas
cofrades almerienses entre los que se encontraba Juan Aguilera y Juan Rafael
Muñoz, marcharon a la Ciudad
norteafricana embarcados en el “Vicente Puchol” para realizar “comercio sacro” y
adquirir por una simbólica cantidad de
125.000 de las entonces pesetas reunidas
por varias Cofradías, un lote compuesto por cuatro tronos (entre los que se
encontraba “la bombonera”, de Prendimiento), imágenes, túnicas, mazas y enseres
diversos. El concierto que ofreció Sara Montiel para recaudar esta cantidad fue
un sonoro fracaso por la escasa afluencia de público, por lo que para reunir el
millón de pesetas que tenía de caché la tonadillera hubo de recurrirse a
diversos sorteos.
En
un principio el Capitán del barco de la naviera Transmediterránea se negó a
transportar todo este material, pero por mediación de la Hermandad de las Angustias
y del Padre Linde, Jesuita, no sólo llegó a Almería el preciado cargamento
religioso, custodiándose en Las Adoratrices, sino que además el porte fue
gratuito.
Luego,
a la vista de las necesidades de cada cual, se procedió al sorteo de los
enseres. A la Parroquia de la Inmaculada Concepción de Balerma, por ejemplo,
llegaría La Dolorosa de la Parroquia de San Agustín del Barrio del Real de
Melilla y un Nazareno.
Y
un manto de salida acabó en la titular mariana de la Real e Ilustre Hermandad
del Santo Sepulcro y Nuestra Señora de los Dolores, fundada en 1923, que
procesiona en Almería el Viernes Santo. La Dolorosa es obra de Nicolás Prados López en 1945, restaurada por
Fernando del Toro Plaza en el año 2000. Luce el manto que perteneciera a la
Virgen de los Dolores de Barrio del Real de Melilla (de la Hermandad melillense
de la Oración en el Huerto), que a su vez procedía hasta los 40 de la Virgen de
la Paloma de Málaga (de ahí la presencia de palomas bordadas en el manto),
pieza ejecutada en 1919 por las Adoratrices, Esclavas del Santísimo Sacramento
y de la Caridad de Málaga para Real, Muy Ilustre, Venerable y Antigua Hermandad
y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de la Puente del Cedrón y María
Santísima de la Paloma, y rebordado al actual terciopelo negro por las Reverendas Madres Esclavas del
Santísimo Sacramento en 1962, como nos enseña Rafael Rodríguez Puente.
Tiene
también el manto procesional un impresionante escudo del Rey Alfonso XIII, de quien esta Hermandad
obtuvo el nombre de Real, que obsequió a la Virgen con una corona muy
característica que suele llevas en su salida penitencial.
Ginés Valera Escobar
Hermano de la Santa Cena
Publicado en el DIARIO DE ALMERIA 25.03,2016
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