La Semana Santa está configurada todos los años, al igual, que la Navidad, la Feria y Fiestas patronales, el Día del Pendón, etcétera. Por tanto, es previsible todas las actuaciones que se tienen que realizar, no está al libre arbitrio aleatorio de los actores o agentes sociales intervinientes.
Y ahora resulta, que siempre hay un elemento impeditivo que puede dar al traste con los recorridos fijados meses atrás por las Cofradías penitenciales, lo que supone, cambios de itinerarios, y una mala imagen de estar siempre sujetos a los vaivenes imprevistos.
La conclusión es quitar el dichoso andamio, y que pasen las Cofradías tal y como tenían concertado previamente con el Ayuntamiento, no se puede estar siempre como la yenka.
La SEMANA SANTA es uno de los atractivos cívico-religiosos más importantes de la capital almeriense, y todo ello, estas disociaciones y desajustes, solo suponen menoscabar el orden de prelación de la religiosidad popular como elemento dinamizador de la cultura en la sociedad civil almeriense.
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