Aunque participó en los inicios del Movimiento Indaliano y
regresó circunstancialmente en los años setenta, su desapego del grupo liderado
por Jesús de Perceval, carácter bohemio e independiente y el nomadeo y
residencia alejada de Almería lo hace menos conocido (y valorado) que el resto
de pintores de su generación. No obstante, con lo más granado de ellos
participó en la Navidad de 1971 en una exposición colectiva con la que
prácticamente se clausuraba la galería pictórica de la Casa de Cultura
(Biblioteca) “Francisco Villaespesa”, en la que expuso por primera vez en
septiembre de 1950.
Hijo único del matrimonio Isabel Cabrera y Vicente Robles
(jornalero que prosperó laboralmente), Antonio Robles Cabrera nació el 16 de
enero de 1916 en la calle Emir (hoy Braulio Moreno). Tras el bachillerato
ingresó en la Escuela de Artes y Oficios, obteniendo el 1º premio de “Dibujo
Artístico” en el curso 1929/30 y dando temprana muestra de su capacidad
potencial al pintar varios “frescos” en una ermita de Abla (Almería). Marchó a
Madrid, donde compaginó estudios de Enfermería y en la Academia de Bellas Artes
de San Fernando con tertulias y visitas a museos y pinacotecas. Allí le
sorprendió la guerra y al volver a Almería fue movilizado por la República y
destinado en el tren-hospital que prestaba asistencia médica en los frentes de
Aragón. Se casó en 1947 con Carmen Montoya y fue padre de dos hijas: Carmen e
Isabel (Chyky). Esta siguió la vocación del padre y con él –tras exponer en
Vitoria y Andorra- regresó a la capital para hacerlo por primera vez en el Círculo
Mercantil y tres décadas después en una doble muestra: galería Trino Tortosa y
Unicaja.
La primera individual de Roblescabrera –nombre artístico con
el que firmaba- fue en julio de 1943 a expensas de la Obra Sindical de
Educación y Descanso: 20 cuadros colgados con motivo de la Fiesta de la
Exaltación del Trabajo. Pasado el tiempo, en el nº 7 del céntrico tramo entre
calle Real y el Hospital Provincial, Roblescabrera abrió estudio y taller. A
partir de ahora su proyección personal y profesional sería continua y
ascendente, sucediéndose en salas de las capital (Escuela de Artes,
Villaespesa, Casino Cultural y Círculo Mercantil, La Peñilla y peña El Taranto,
Parriego o Harvy), Tánger, Tetuán, Rabat, París, Madrid, Barcelona, Palma de
Mallorca, Las Palmas, Sevilla, Córdoba, etc. Extraordinario dibujante y
poseedor de un fuerte trazo con la espátula, se decantó por el óleo -el retrato
humano como leiv motiv- y acuarelas de acusado cromatismo, en las que plasma
paisajes urbanos -chancas incluidas- recibiendo parabienes de la crítica
especializada.
Artista poliédrico, aportó a la Semana Santa almeriense el
conjunto escultórico del Resucitado –por encargo de Emilio Pérez Manzuco,
alcalde de la ciudad y presidente de la Agrupación de Cofradías-, al que acompañaban
las imágenes de un soldado y un ángel orante, sustituidos por la actual talla
de Federico Coullart. De Roblescabrera eran asimismo unas andas de la Virgen
del Mar y el trono de Ntra. Sra. de la Merced, amén del cartel de la Semana
Santa de 1952. Realizó lo arcos triunfales de las dos primera visitas a Almería
del general Franco y decoró las salas de fiesta Hoango, Chapina y La Bolera.
Suyos fueron igualmente los escenarios de Festivales de España, Caseta Popular
y la decoración del pabellón almeriense en la 1º Feria Internacional del Campo
en Madrid, por lo que en 1953 obtuvo cálidos elogios de la prensa matritense.
Con Trino Gómez Campana conquistó los tres primeros premios
de carrozas en la Batalla de Flores del Corpus granadino en 1958. Éxito que
repitió en la capital (pregón de fiestas, cabalgata de Reyes, batallas de
flores) con tales plataformas artísticas rodantes confeccionadas en el taller
de calle Braulio Moreno. Sin embargo, serían los gigantescos murales
anunciadores de películas en las fachadas de las salas cinematográficas lo más
llamativo de su obra. Estos, y los carteles anunciadores de la Feria de Agosto.
Roblescabrera es el artista más prolífico de toda su historia, junto a Carlos
Pérez Siquier. Siempre por méritos propios, como resultado del correspondiente
concurso público municipal. Ilustraciones de programas de mano y carteles
oficiales plenos de colorido, sencilla composición y fuerte carga simbólica,
local y andaluza. A él se deben los primeros premios de los años 1945, 1947, 1954
y 1957 (compartido); segundo en 1944 y accésit en 1958 y 1959 (en 1963
repitieron el de 1954). Falleció en Granada el 9 de septiembre de 1994.
Sevillano Miralles Antonio
Comentarios