El eclipse macareno del Lunes Santo. Tras 31 años la Estación de Penitencia en el 2018 la realizará el Miércoles Santo
Este Lunes Santo del
año 2017 será el último, se eclipsará el cielo de la mediterránea Almería, utilizando
un término científico de la Astronomía, salvo que surja una modificación
cualificada del concierto cofrade agrupacionista en concurrencia con la
autoridad eclesiástica, en la que la Hermandad de penitencia y Cofradía de
nazarenos de la “Macarena” realizará Estación de Penitencia por el exterior de
la gótica y capitular puerta principal de entrada a la S. y A. Iglesia Catedral
de la Encarnación con su emblemático “Sol de Villalán” – en el vulgo Sol de
Portacarrero - y su posterior tránsito entre vetustas callejas hacia la Carrera
Oficial situada en el Paseo de Almería.
El 2018 habrá que
esperar 48 horas más, al Miércoles Santo, para ungirnos con la devoción y el
fervor del cortejo procesional “macareno”, que tras 31 años haciéndolo un Lunes
Santo, salvo en los momentos de Prehermandad. El tiempo dirá sí su encaje el
Miércoles Santo habrá supuesto un hito histórico en esta ilustre cofradía,
yendo de lo general a lo particular, favoreciendo con su paso al este nuevo día
santo de Misa Crismal al conjunto de cofradías que procesionan – Prendimiento,
Estudiantes y El Calvario-, al común de toda la religiosidad popular de la Semana
Santa de la capital y en concreto a la hermandad “macarena”, que tiene
metabolizado en su cordón umbilical el “arte de Cúchares” situado en la propia
feligresía de la siempre taurina Avenida de Vílchez.
Esta Hermandad en
los últimos años ha tenido importantes cambios en diversos aspectos de su
estética procesional – especialmente en los hábitos penitenciales -, aunque en
ningún caso ha perdido el verdadero y auténtico espíritu fundacional, ese
duende y embrujo, es halo de especial del barroquismo almeriense, que hizo
posible la implementación en nuestras calles camino de regreso a la iglesia parroquial
de San Idelfonso de la llamada “bulla macarena”. La impenetrabilidad de miles
de almas, de corazones entregados, cofrades o no, acompañando a partir de la
Rambla de Alfareros con piedad al mayestático paso de misterio de Nuestro Padre
Jesús de la Sentencia y al neoclásico paso bajo palio de María Santísima de la
Esperanza Macarena.
Todos los días en la
Semana Santa almeriense son “grandes”, especialmente el Domingo de
Resurrección, por creer firmemente en la eternidad del alma y en la santidad
del género humano, y que recientemente hemos tenido con la elevación a los
altares de 115 Siervos de Dios que sufrieron la mortificación por “oler a
cera”, especialmente del Mártir de San Tarsicio Tomás Valera, a quien con
espíritu macareno y cofrade elevo plegarias. Por ello, este cambio al Miércoles
Santo no supondrá ninguna quiebra en los sentires más profundos del catolicismo
popular almeriense, sino al contrario, a pesar de la existencia de sentimientos
contrariados, propios de toda persona en su libre pensamiento y grupo humano,
el cambio del 2018 podrá suponer y predecir, a buen seguro, un elemento
esperanzador para demostrar que nuestras Cofradías están con suficiente fuerza
organizacional y funcional, y orgánica a
nivel directivo para atender cualquier cambio que se pueda producir en el
actual concierto cofrade almeriense.
La Cofradía de la
Esperanza Macarena es una Hermandad asentada con firmeza cofrade en el señero
Barrio de la Plaza de Toros o de San Blas, en la que los almerienses esperamos
cada año, no solo su Estación penitencial, sea este Lunes Santo o el próximo Miércoles
Santo del año 2018, para recibir con unción una lección magistral de la Pasión
y Muerte del Hijo de Dios y del Hombre, sino tras participar en las diversas actividades
y actos que organizan su Junta de Gobierno
y Cabildo General de Hermanos y que ha hecho posible que esta corporación
cofrade goce entre la feligresía y cofrades de una elevada sociabilidad y un
alto grado de socialización humanística entre los fervorosos y devotos que se
acercan ante las Sagradas Imágenes, también Nuestra Señora del Rosario, a
invocar su intercesión ante el Señor de la Vida y la Esperanza recogido con
dulcísima y solemnísima en el interior del Sagrario para su adoración,
pudiéndose decir, sin duda a equivocarnos, que la fraternidad y la solidaridad forman
parte intrínseco del hálito macareno.
Rafael Leopoldo Aguilera
Diario de Almería 10 de abril de 2017
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