Simulacrum...No nos desesperemos, en pocos días vuelven las fiestas de la primavera, las cruces y las fiestas patronales.
LUNES de Pascua florida tras el
plenilunio del Domingo de Resurrección, en la que la última de las procesiones
en horario de tarde se convirtió en la póstuma espina catalizadora de toda una
ciudad, creyentes o no, recayendo sobre ella el compromiso trascendental de ser
pública expresión de fe a través de un tradicional acto verídico, que a pesar
de todo, pasa a un plano secundario, ya que es de difícil comprensión
cognoscitiva en los tiempos actuales materialistas, conjugar ciencia y fe en la
razón de una nueva vida etérea o no tras el Sacramento del "adiós" .
En todo caso, durante algunos días, vuelve cierta normalidad a nuestras
ciudades, volviendo todos a darnos cuenta de la auténtica realidad que nos
acontece, y que veremos que a pesar de toda la mortificación mostrada
echándonos a la calle para expresar los sentires más diversos y plurales en
torno a la religiosidad popular católica, la crisis sigue estando ahí, la
económica con la codicia de los corruptos y la fragilidad de la Unión Europea
ante la falta de un proyecto común identitario, al igual que en la
plurinacional y asimétrica España.
No nos desesperemos, en pocos días vuelven las fiestas de la primavera,
las cruces y fiestas patronales hasta bien entrado el mes de los membrillos, y
aceptaremos con total normalidad cívica la mediocridad que nos envuelve, salvo
las excepciones que haberlas las hay, pero que el sectarismo rancio no
permitiría avanzar en un país que año tras año se estrangula solo en todo
aquello que es necesario para la convivencia en unidad de acción en la educación,
empleo dignificado en tareas y salarios, sanidad pública y dependencia,
defensa…
¡Pero qué más da!, cuando vemos en los diarios oficiales, que quienes
acceden a los cargos públicos en su vida ejercieron profesión alguna,
encontrando en la política sine die el más relevante modo de vida, cómo vamos a
estimular a mayores y jóvenes a tener aspiraciones, sí lo único que les queda
es participar en los concursos televisivos esperando el "minuto de
gloria", en tertulias, sean o no políticas, con soeces e improperios - y
tú más- , y esperando que, al menos, algún deporte nos dé alguna alegría para
sobrevivir ante tantas tribulaciones que nos hacen irnos a la cama con el lema
panem et circenses. Con razón están ahora, convencernos día sí día también, con
legalizar farmacológicamente el cannabis, ¡lo qué nos faltaba!
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