Devocional y piadoso Vía Crucis del indaliano Cristo de la Escucha. Miles de personas se dieron cita en la plaza de la catedral para acompañar en el silencio de la madrugada al Señor de Almería en la advocación del Cristo de la Escucha.
Llegó la primaveral con
una húmeda madrugada almeriense del Viernes Santo del 14 de abril, fecha de
recuerdo historiográfico por haberse proclamado la II República en 1931, para
presenciar en Vía Crucis con la imagen más fervorosa y devocional del concierto
cofrade almeriense en su acompañamiento penitencial junto al paso del Santísimo
Cristo de la Escucha, obra del escultor imaginero almeriense y fundador del
Movimiento Indaliano Jesús de Perceval.
Hermandad
penitencial bajo el rectorado del Cabildo Catedral, presidido por el Deán
Francisco Salazar Zamora y el Hermano Mayor Ignacio García Salas, inició su
recorrido con la dirección espiritual del capitular Juan Torrecillas Cano desde
la capilla funeraria del obispo Diego Fernández de Villalán – Sol de Villalán,
en el vulgo Portocarrero- , para tras traspasar el dintel de la puerta
principal del templo catedralicio y producirse un contrito silencio en las
miles de almas que se congregaban en la fría plaza de blanco mármol y elevadas
palmeras en forma de claustro monacal abovedado y dar comienzo de la lectura de
la primera de las Estaciones del Vía Crucis, Jesús es condenado a muerte.
A esa hora de la
madrugada almeriense, todavía se veían por sus calles el peregrinaje de otras
gentes, unas que venían de haber participado en alguna de las cuatro Estaciones de Penitencia anteriores – Rosario
del Mar, Encuentro, Angustias y Silencio-, otros de visitar el Monumento el
algunas de las iglesias abiertas a este culto tradicional tan sacramental,
otros en busca del recogimiento a sus
domicilios o entrar en cierto calor con el disfrute de la última copa o café
con churros; mientras otra multitud de personas, feligreses, cofrades,
promesas, y cada uno con sus íntimos sentimientos religiosos y espirituales
acompañaron al austero y sobrio paso de un tardío estilo gótico almeriense con
la imagen indaliana del Cristo de la Escucha, participando con unción en el
rezo de cada una de las Estaciones y sus respectivas reflexiones sobre las
mismas, entonadas por clérigos y seglares, y adaptadas al momento actual que
estamos viviendo, e intentando ver una luz esperanzadora en la Cruz, tanto a
nivel general – guerras, terrorismo, violencia de género, violencia en centros
de enseñanza y sanitarios, corrupción...- como a nivel particular – listas de
espera hospitales, enfermedad, desempleo, desahucios, drogadicción, mobing
laboral y sexual problemas en la vida corriente…- .
Muchos de los
presentes recordábamos, como en los años
ochenta por espontaneidad de los asistentes y cofrades de la Cofradía de la
Soledad, en el momento de leer la IV de las Estaciones, Jesús se encuentra con su Santísima Madre, - actualmente en el
Santuario de la Virgen del Mar con sermón del Prior Rvdo. Fray Antonio Bueno
Espinar, O.P. - , al coincidir en la iglesia de Santiago Apóstol, se abrían las
puertas de este templo y aparecía bajo el dintel en su paso, la enlutada Virgen de los Dolores, La
Soledad, la Virgen de los pobres y de los gitanos, y también llamada en ese
momento “La Lola”, término no muy acertado, que venían de todas las latitudes,
pero especialmente de toda la zona del Cerro de San Cristóbal, Quemadero, Hoyo
de los Coheteros, La Almedina y las Perchas. Era impresionante en el fervor
popular ese momento estelar recibiendo al románico Cristo de la Escucha “El
Moreno” codirigido por Adolfo Pageo
Benete, quién también a la misma voz es elevado y llevado en volandas por todos
los hombres y mujeres portadores del trono desde la esquina de la calle
Cervantes a la puerta del templo catedralicio para dar comienzo a la última de
las Estaciones Jesús es sepultado,
pidiendo por todas las necesidades de esta ciudad almeriense.
Nunca podemos
olvidarnos, que fueron tres canónigos los artífices de fomentar la devoción al
Cristo de la Escucha Rafael Romero Robles antes de la guerra incivil del 36 en
la que fue quemada tan venerada imagen por los leales a la República y que dio lugar,
recientemente, a la actual beatificación de 115 mártires por “oler a cera”, y
posteriormente, durante la dictadura franquista y llegada de la democracia por el
canónigo archivero Juan López Martin y Lucas Ramos Estrada, canónigo arcediano,
quien ostentaba el rectorado de la capitular Hermandad, junto al también beneficiado
Rvdo. Felipe Sánchez que le asistía y el
tallista imaginero - ExHermano Mayor Javier Arcos Quero en los Vías Crucis en
Cuaresma por el interior de la catedral.
El Vía Crucis entre
tinieblas por la muerte del Hijo del Hombre concluyó en el interior de la sede
episcopal con un piadoso besapiés al Hijo de Dios, Cristo de la Escucha, y la
entrega a los fieles de claveles rojos que surcaban la efigie en el paso y de
estampas con el detalle de esta devota imagen, que volverá el año que viene, sí
Dios quiere y la gobernanza política no cuestiona nuestras tradiciones, a bendecir
a toda la milenaria ciudad almeriense para que siga siendo por los siglos de
los siglos más cofrade y más nazarena.
Rafael Leopoldo Aguilera
Fotos: José Artés Belver
Diario de Almería 16 de abril de 2017
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