La Cofradía del Silencio realizó un gozosa y pastoral Estación de Penitencia. Muchos almerienses decidieron ausentarse de las calles ante los imprevistos meteorológicos no acompañaron de forma masiva a las devotas Imágenes Sagradas.



María Santísima del Consuelo

A las veintitrés horas se abrieron las puertas de la Iglesia de San Agustín, PPFF, y la Real, Ilustre y Franciscana Cofradía del Silencio pudo realizar su Estación de Penitencia por las calles almerienses, una vez comprobado con la Agencia Estatal de Meteorología que no había pronóstico de lluvias en la capital.

Tras la tromba de agua que había descargado en la capital sobre las 21,35 h., y que alcanzó de lleno a dos hermandades penitenciales, como son El Encuentro, que tuvo que buscar refugio en la Iglesia de San Pedro Apóstol para posteriormente, una vez había dejado de llover, continuar hacía su sede canónica en Ciudad Jardín, y la Cofradía del Stmo. Cristo de la Buena Muerte, que se recogió en la Capilla de la Casa de Hermandad del Prendimiento suspendiendo su Estación penitencial, la Junta de Gobierno de la Cofradía del Silencio adoptó una decisión con firmeza de hacer el desfile procesional penitencial del Jueves Santo, aunque su comienzo se retrasase. En el ambiente de los hermanos estaba, sí el tiempo lo permitía, realizar la Estación de Penitencia.

Nazarenos en carrera oficial

Y la Junta de Gobierno no titubeó, y acordó de forma acertada y valiente, aunque estuvieran basadas en las informaciones meteorológicas suministradas, que indicaban la nula presencia de lluvia, procesionar con los Titulares. Considero, que de haber tenido intervención sobre el citado asunto, hubiera adoptado la misma decisión años atrás, aunque actualmente, atendiendo a las responsabilidades humanas y patrimoniales, otra postura coherente e idónea hubiera sido suspender la Estación de Penitencia.



Stmo. Cristo de la Redención
en su Sagrado Descendimiento

 Fue una Estación de Penitencia seria, rigurosa y en absoluto silencio basado en el acto de juramento que todos los nazarenos y mantillas realizan ante el Monumento minutos antes de procesionar por las calles almerienses. Un cortejo con más de doscientos nazarenos portando cirios y cruces, y revestidos con gran solemnidad con hábito blanco y escapulario y cíngulo negro para ambas secciones del Paso de Misterio y el Paso de Palio.

Mantillas en el cortejo procesional

El cortejo procesional es todo un ritual litúrgico con toda la simbología propia de las hermandades penitenciales, que desfiló con sumo orden con la armonización musical de la música de Capilla Ntra. Sra. de la Consolación de Granada al lado del paso del Santísimo Cristo de la Redención en su Sagrado Descendimiento, y la Banda de Música Asociación la Mezquita de Alboloduy con la bellísima y dulcísima imagen restaurada de María Santísima del Consuelo, Palomita de San Agustín y Reina de Alfareros.



Costalero
del Paso de Palio

 Destacar la reliquia de San Francisco que la portaba el Padre Guardián del Convento franciscano Fray Ángel Nicolás Soler, y que fue dada a besar con unción a todos los integrantes del cortejo procesional.

Los cofrades de la Hermandad, la Agrupación de Cofradías, y por supuesto, el Sr. Alcalde de la ciudad D. Luis Rogelio Rodríguez-Comendador Pérez acompañado con de su Equipo de Gobierno del Ayuntamiento, estuvieron presentes durante el tránsito de la Hermandad por la carrera oficial, cosa que no se puede decir de muchos almerienses, que ante la incertidumbre climática o atmosférica decidieron marcharse y no presenciar el esfuerzo que estaba llevando a cabo la Cofradía del Silencio (nazarenos, costalero, mantillas, padres franciscanos, auxiliares colaboradores  y Guardia Civil) de realizar en la noche-madrugada entre el Jueves y Viernes Santo la Estación de penitencial anual que mandan las Reglas.

El Padre Guardián del
Convento Franciscano
portando la reliquia de
San Francisco de Asís

Queremos tener una Semana Santa al mismo nivel que otras Semanas Santas cabecera de Diócesis, y para ello, es necesario sentir el "calor" de los fieles que acompañen a los cortejos procesionales de forma masiva desde que salen hasta que entren, y sobre todo en momentos de dificultad, dando muestras y testimonio de nuestra fe cristiana, con independencia de las circunstancias adversas que puedan encontrarse en cada momento.