Fervor y devoción en la “madrugá”. El Vía Crucis del Santo Cristo de la Escucha sigue siendo el máximo exponente de la piedad popular almeriense.
Santo Cristo de la Escucha discurriendo por la Iglesia de San Pedro Apóstol |
Previamente, durante toda la larga noche penitencial de adoración al Santísimo Sacramento en el Monumento, cientos de personas estuvieron acompañando al Cristo de la Escucha en la capilla funeraria del obispo Fernández de Villalán, y en cuyo exterior de la capilla se encuentra uno de los símbolos de Almería, el llamado “Sol de Portocarrero”, y otros muchos, esperaban tener ocasión para poder portarlo en señal de devoción o promesa. Resaltar la presencia de Lola Haro Gil vistiendo en señal de luto riguroso la clásica mantilla española tras haber realizado Estación de penitencia en El Silencio.
Era difícil que el paso se abriese camino entre la multitud, el cual era llevado por 24 portadores y guiado por el cofrade Adolfo Pageo, y auxiliado por otros muchos hermanos de la Hermandad del Sto. Cristo que portaban sus medallas corporativas penitenciales y un brazalete con el escudo de la Cofradía, cuya Mayordomía corresponde el Cabildo Catedral. Entre los portadores señalar a Juan Castro Martínez, Tcol. Jefe de Reclutamiento de la Subdelegación de Defensa. El Vía Crucis estuvo dirigido espiritualmente por el Deán de la Catedral Juan Torrecillas Cano, revestido con sotana y manteo, y acompañados por los canónigos Tomás Cano, Vicario General, y Manuel Pozo, Pro-Vicario General.
Los lectores de las Estaciones del Vía Crucis Cristo de la Escucha, organizadas por el Archivero diocesano y capitular Francisco Escámez, fueron pronunciadas por el canónigo Deán Juan Torrecilla, la catequista Encarnación Molina de la Parroquia de San José, Teniente Coronel José María Millán Martínez, Rvdo. P. Justo Cuberos, OP., diácono Antonio Asensio, María Cassinello Pérez, Secretaria del Vicario General, Capitán Francisco Alcaraz Munuera, María del Mar Gómez Polo. Apostolado de la Oración de la Parroquia de Santiago, Subteniente Antonio Arranz Colmenero, Brigada Miguel Sevilla González, Rvdo. Luciano Calatrava Tenor, Párroco de S. Pablo, Rafael Leopoldo Aguilera Secretario General de la Agrupación de Cofradías, canónigo doctoral Eduardo Muñoz y Vicario de Pastoral Manuel Pozo.
Un momento estelar y piadoso del Santo Vía Crucis, bajo la mirada solemnísima del Sagrado Corazón de Jesús en el Cerro de San Cristóbal, fue el tránsito por el Convento de las Madres Clarisas, que nos recordaba la Hora Santa con la Archicofradía de Nuestro Padre Jesús de la Pobreza, y cuyas venerables monjas de clausura esperaban tras las rejas de una ventana del Monasterio en la Calle Mariana para depositar en los pies del Cristo unas rosas rojas cultivadas en el jardín del claustro junto a la Cruz de los Caídos.
En el alba de la mañana, cuando el cielo dejaba la negritud por el azul celeste, se llegó a la plaza de la catedral, y la última “levantá” del paso fue en homenaje y recuerdo por el anterior Deán de la Catedral José Guerrero Martín, que falleció el año pasado, y un atronador aplauso, dio paso a la lectura de la XIV Estación del Vía Crucis, pasándose a continuación en el interior del templo a besar con unción los pies del Santo Cristo y la entrega a los fieles de un clavel rojo sangre y una estampa con el himno del Cristo de la Escucha. Muchos fieles se quedaron para asistir al Oficio de Lecturas y Laúdes rezado por el Obispo, cabildo de canónigos, clero, seminaristas y laicos.
Publicado en el Diario de Almería 24/04/2011
Texto: Rafael Leopoldo Aguilera
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