Sobriedad y misticismo en el Perdón. La Hermandad del Santo Cristo del Perdón realiza su primera salida procesional tras la celebración del XXX aniversario fundacional
Santo Cristo del Perdón durante el toque de silencio en la Puerta de Purchena Foto: María del Mar Aguilera |
Las memorias de la Cofradía del Perdón es la crónica penitencial de una hermandad que Almería y su provincia esperan con emoción y auténtico sentido ascético, su camino entre la penumbra de sus más de trecientos nazarenos y nazarenas por las calles, con los únicos sonidos conventuales de clausura del hermano campanillero, que con su constante sonido va avisando al hermano que vaya avanzando y reflexionando sobre el Manifiesto del Martes Santo, “Amor y Perdón”. El cornetín que hace valer el toque de atención y de silencio, nos recuerda la mortificación de los sentidos en la salida del Cristo, su llegada a la Iglesia de la Compañía de María, a la Iglesia de la Sagrada Familia de rito greco-católico, Puerta de Purchena, Calle Granada esquina con C/María Guerrero, y entrada en el templo, así como, el redoblar por penas durante todo el cortejo penitencial por parte de la Banda de Los Esclavos del Bombo, integrada por hermanos de la Hermandad de Úbeda y Almería.
Toda las calles estaban rebosantes de público y fieles para recibir la espiritualidad y el misticismo que desprende esta fraternidad nazarena, cuyos penitentes y portadores del Paso van descalzos, en señal de mortificación y en respuesta de evocación de la Pasión de Cristo.
Sagrados pies del Santo Cristo del Perdón Foto: María de Mar Aguilera |
Comenzó el Vía-Crucis Penitencial con la Cruz Guía Arbórea franqueada por dos hermanos que portan dos faroles guías de viático en incensarios con unos cirios negros. Adentrándonos más en el Vía-Crucis nos encontramos con la Banda, formada por tres tambores y diez timbales en formación de cruz. A continuación, viene el Estandarte de la Hermandad de fieltro bordado con hilo blanco, que lleva impreso el escudo de la Hermandad por un lado, y por el otro, una corona de espinas portada por dos golondrinas.
Y llega el Cristo del Perdón, un crucificado tallado por Palma Burgos, sin más adorno floral que los pétalos que le arrojan desde los balcones, y portado sobriamente y rigurosidad penitencial por 24 hermanos costaleros descalzos, dirigidos por el Capataz Antonio Guerrero Trujillo, siendo muy llamativo su discurrir piadoso y lúgubre por la Calle Silencio y la carrera oficial con la luz completamente apagada.
Sobre las dos de la madrugada, con el toque de la trompeta, simbolizando la oración y el silencio, finalizó el Vía Crucis, y después de unos minutos de rezo y meditación, el Presidente Alfredo Casas López, ordenó, como es tradicional, que el Guión de la Hermandad retornara ceremoniosamente al domicilio social de la Hermandad en la céntrica calle de Las Cruces, para ser expuesto y custodiado hasta el próximo año. Finalizado este post Vía Crucis, los hermanos confraternizaron, siendo ahí, donde comienza la renovada labor evangelizadora de la Cofradía tras haber recibido la eficacia espiritual de la Estación de Penitencia.
Publicado en el Diario de Almería el día 20/04/2011
Texto: Rafael Leopoldo Aguilera
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