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Dios se hizo presente en las calles con El Cristo de la Escucha

El Santísimo Cristo de la Escucha, el mayor exponente de la religiosidad popuiar almeriense se hizo presente  en la plaza de la catedral, en la madrugada del Viernes Santo, tras el rezo piadoso en el eucarístico Monumento en trascoro en la apostólica fortaleza catedral de la Encarnación.

Miles de almas y corazones, muchas personas tras seguir y ver recogerse las Cofradías del Silencio, Encuentro y Angustias, se agolpaban a las cinco de madrugada para seguir con unción el rezo solemne del Vía Crucis penitencial junto a la imagen sagrada del Cristo de la Escucha, salida de la gubia del almeriense indaliano Jesús de Perceval, y que recorrió las catorce estaciones pasionales por el casco histórico de la capital, pasando por el Santuario de la Virgen del Mar e iglesia de San Pedro, cerrados “a cal y canto”, y los monasterios de clausura de las Claras y las Puras, cuyas Abadesas y Madres-Hermanas siguen con reverencia monástica la correspondiente Estación con sus rezos característicos.

El culto de la imagen del  Cristo de la Escucha está encomendado a una Hermandad no agrupada, actualmente, en la Agrupación de Cofradías, y cuya  mayordomía corresponde al  Cabildo Catedral, siendo hermano mayor Ignacio Salas. El Vía Crucis estuvo dirigido por el Deán catedralicio, intercambiándose los relatores de las Estaciones entre religiosos y seglares,  hombres y mujeres, siendo escuchadas con sobriedad silenciosa por los fieles, que meditaban sobre la Pasión de Cristo entre cánticos piadosos, que nos adentraban en un amanecer soleado y a su vez  trémulo y de tinieblas ante la verdadera muerte del Divino Redentor en espera de la resurrección pascual para que no sea vana nuestra fe.

En el pensamiento de muchos fieles mayores se recuerdan todos los años los profundos y espirituales Vías Crucis realizados por canónigos Rafael Romero y Juan López Martín, y el beneficiado Felipe Sánchez, hombres de Dios, quienes tenían un carisma tan especial en las predicaciones de las secuencias de la Pasión, que después, al tiempo,  eran y siguen siendo recordadas con gratitud pastoral esperanzadora.

La devocional imagen iba en un paso de madera realizado por Javier Arcos Quero con tenue luz y profusamente adornado con flores color rojo sangre, y portado por treinta portadores a estilo malagueño,  entre cofrades y fieles, hombres y mujeres, dirigidos por el carismático cofrade Adolfo Pagea.

Tiempo atrás, surgido de la piedad popular a pie de calle, cuando el Cristo de la Escucha transitaba por la iglesia de Santiago Apóstol, tocaba recitar la IV Estación, Jesús se encuentra con su Santísima Madre, y en ese momento, la puerta principal de la iglesia se abría y aparecía bajo el dintel la bella Virgen de los Dolores, La Soledad, que también comenzó a llamársele por un grupo reducido de cofrades cariñosamente como  “La Lola”, convirtiéndose durante algunos años en uno de los momentos más emotivos de la Semana Santa, y que dejó de producirse al cambiar el recorrido del cortejo para evitar esta natural vivencia evangélica.

Tras el rezo de la XIV Estación, entró el Cristo de la Escucha en la iglesia  catedral entre un silencio atronador de recogida ovación piadosa, siendo bajado del trono para que los fieles pudieran depositar en la imagen sagrada su amoroso beso, quedándose muchos fieles en el interior del templo para participar, posteriormente, a las 10 horas, en el canto del Oficio de Lectura (Tinieblas) y Laudes, al igual que el Sábado Santo, presidido por el Prelado de la Diócesis Monseñor González Montes, acompañado del clero y seminaristas.


Asimismo, muchos fieles aprovecharon para visitar otras imágenes religiosas que se encuentran en la catedral, como es el caso del Señor Cautivo de Medinaceli o la Virgen del Amor y la Esperanza,  y que debido a los horarios de apertura y cierre del templo, y los separadores burocráticos colocados en el interior, no permiten un acceso y asiduidad más flexible ni crematístico  para rendir un mayor culto  público seglar a las imágenes y recibir en el confesionario el Sacramento de la reconciliación.

Texto: Rafael Leopoldo Aguilera 
Fotos: Javier Alonso

Publicado en el Diario de Almería, Domingo de Resurrección, 20 de abril.

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